venres, 2 de decembro de 2016

CLASES DE PALABRAS

http://blocs.xtec.cat/castellasegur/files/2008/12/categorias-gramaticales.pdf

MORFOLOGÍA

http://ieslamelva.edu.gva.es/material/deptos/castellano/morfologia.pdf

SEMÁNTICA

file:///C:/Users/Invitado/Downloads/LA%20SEM%C3%81NTICA%20(nuevo).pdf

SEMÁNTICA Y LÉXICO

https://ciervalengua.files.wordpress.com/2011/11/semc3a1ntica-y-lc3a9xico-2c2ba-bachillerato.pdf

SINTAXIS

http://www.edu.xunta.gal/centros/iesaquiscelenis/system/files/SINTAXIS%20FUNCIONAL.pdf

xoves, 3 de novembro de 2016

TIPOLOGÍA TEXTUAL - LA ARGUMENTACIÓN



1.    CONCEPTO


La argumentación es una variedad de discurso con la cual se pretende defender una opinión y persuadir de ella a un receptor mediante pruebas y razonamientos. Se usa para desarrollar temas que están sujetos a controversia (admiten opiniones diferentes, incluso opuestas) o para demostrar la validez de una conclusión. Esto nos permite distinguir entre:

§  ARGUMENTACIÓN SOBRE HECHOS: los hechos funcionan como conclusión. Es el caso de las demostraciones científicas, sumarios judiciales, etc.

§  ARGUMENTACIÓN SOBRE OPINIONES: los hechos no funcionan como conclusión, sino como prueba para defender la propia opinión. Cobran importancia las convicciones personales y las creencias colectivas, los prejuicios (opiniones desfavorables sin fundamento), las escalas de valores, etc.
En cualquier caso, el emisor de todo texto argumentativo despliega ante el receptor cuantos mecanismos argumentativos considera necesarios: razonamientos, pruebas, ejemplos, recursos de carácter afectivo...

2.    CARACTERÍSTICAS DE LOS TEXTOS ARGUMENTATIVOS


ASPECTOS ESTRUCTURALES


Como en todo tipo de texto, la organización de las ideas es fundamental para alcanzar el objetivo que se propone el autor, en este caso, convencer al receptor de una determinada idea. Hay una gran variedad de estructuraciones posibles, pero en todo texto argumentativo podremos observar dos elementos fundamentales: la tesis y el cuerpo argumentativo.

§  La TESIS es la idea fundamental sobre la cual se reflexiona y se argumenta. La tesis puede aparecer al principio o al final del texto, incluso puede estar implícita (para que sea el lector quien la deduzca). Puede ser simple o compleja (si contiene varias ideas que se van encadenando a lo largo del texto).

Ø  No hay que confundirla con el asunto. Por ejemplo: el asunto de un texto puede ser la contaminación medioambiental; la tesis vendrá determinada por la opinión del autor sobre el tema, por ejemplo “La contaminación medioambiental sólo puede combatirse con éxito si se cambia primero el modelo socioeconómico”.

§  El CUERPO ARGUMENTATIVO constituye la argumentación propiamente dicha. Las ideas o razones que el autor utiliza para confirmar su tesis se denominan ARGUMENTOS, que son muy variados y pueden tener distintas funciones (ver punto 3). También el cuerpo argumentativo puede ser muy simple o muy complejo, dependiendo de la tesis que se defienda.

Estos dos elementos básicos pueden aparecer en el texto realizados en estructuras muy diversas. Las dos estructuras básicas se relacionan con los procedimientos de razonamiento lógico (ya se vieron en los textos expositivos):

§  Procedimiento INDUCTIVO: el autor parte de los hechos concretos, convertidos en argumentos, para llegar a establecer mediante el análisis y el razonamiento una “ley general” que los explique. La tesis suele aparecer al final y sirve como conclusión del proceso argumentativo.

§  Procedimiento DEDUCTIVO: se parte de una idea general (tesis al principio) para llegar a una conclusión sobre hechos concretos.

Otros esquemas textuales, partiendo de los anteriores, son:

§  ESTRUCTURA ENCUADRADA: tesis al principio y al final.
§  REPETITIVA: la tesis se va reiterando, con distintas formulaciones, a lo largo del texto.
§  EN PARALELO: tesis diferentes que se van argumentando al mismo tiempo.

Con todo, es muy frecuente encontrar textos que se ajustan a la estructura característica de la retórica clásica (por ejemplo, en los procesos judiciales). Distinguía ésta cuatro partes:

4  INTRODUCCIÓN: sirve para enmarcar el problema (presentando ideas generales, formulando la tesis, enumerando los temas que se van a tratar o el orden en que se va a hacer), captar la atención del destinatario (señalando la importancia o novedad del asunto, presentando hechos sorprendentes o curiosos, narrando un caso particular...) o poner a éste de su parte mediante distintos recursos retóricos (captatio benevolentia).

4  EXPOSICIÓN: Tiene como función informar al destinatario de los hechos significativos relacionados con la tesis que se pretende defender. Debe ser, preferiblemente, clara y breve. La presencia de fragmentos expositivos (y a menudo descriptivos o narrativos) resulta muy normal y frecuente en la argumentación.

4  ARGUMENTACIÓN: Es la parte donde se presentan las pruebas o argumentos pertinentes para la comprobación de la tesis, tanto aquéllos que pretenden confirmarla como los usados para refutar la tesis opuesta. Podemos distinguir dos formas básicas en la disposición de los argumentos: Argumentación en cadena: las ideas se van derivando lógicamente unas de otras y Argumentación por adición: las ideas no se subordinan unas a otras sino que se suman los distintos argumentos para demostrar la tesis.

4  CONCLUSIÓN. Puede cumplir varias funciones: recordar la tesis defendida presentándola como ya confirmada, resumir las ideas fundamentales que se han desarrollado o incluso cerrar el texto con un detalle de ingenio (más propio de los artículos de opinión, por ejemplo).
Ø  El autor, en cualquier caso, es libre de organizar y estructurar el texto como crea más adecuado.


3.    TIPOS DE ARGUMENTOS Y FORMAS DE ARGUMENTACIÓN

3.1. Según su CAPACIDAD PERSUASIVA: Tres son las características que definen su mayor o menor adecuación: pertinencia, validez y fuerza argumentativa.

§  ARGUMENTOS PERTINENTES: los que están relacionados con la tesis y contribuyen a reforzarla. Ejemplo: si en una discusión sobre la energía nuclear alguien hablara de la belleza arquitectónica de las centrales nucleares, utilizaría un argumento no pertinente.

§  ARGUMENTOS VÁLIDOS: los que, siendo pertinentes, están bien construidos y conducen a la conclusión deseada. Se denomina FALACIA al argumento no válido, que puede ser rechazado. Por ejemplo: a menudo se cae en falacias por generalización inadecuada.
-          Tienes que estudiar mucho: si tienes una carrera, encontrarás trabajo.
-          Pero ¡conozco multitud de licenciados en paro!

§  ARGUMENTOS DÉBILES o SÓLIDOS (según la fuerza argumentativa, que depende de la facilidad con que se puedan rebatir. El argumento que no puede rebatirse porque no admite discusión es un ARGUMENTO IRREFUTABLE:
Tú no has podido ver a Pedro a las diez porque a esa hora lo estaban operando de apendicitis en el hospital.

3.2. Según su FUNCIÓN: La función primordial de todo argumento es probar la tesis. Pero podemos distinguir dos tipos de ideas en relación con un proceso argumentativo:

§  ARGUMENTOS DE APOYO: los que apoyan la opinión propia.

§  ARGUMENTOS CONTRARIOS: los que invalidan las ideas contrarias a la nuestra (CONTRAARGUMENTOS). Cuando se trata de una argumentación unilateral (el receptor no puede responder), estos suelen aparecer en el texto mediante el mecanismo de CONCESIÓN-ADVERSACIÓN: se acepta parcialmente un argumento opuesto a la tesis propia para después rebatirlo o contra-argumentar con una idea de más peso:
Es cierto que la película resulta un poco lenta (CONCESIÓN), pero todos los críticos la consideran una obra de arte (ADVERSACIÓN: mediante un argumento de autoridad).
3.3. Según su CONTENIDO: El contenido se suele basar en criterios según los cuales una idea es preferible a otras. Se llama TÓPICO al concepto o valor en que se apoya un argumento para establecer su fuerza argumentativa. Son muy variados y casi siempre relativos, pues responden a valores culturales y sociales que pueden ser diferentes para cada individuo. Tenemos, entre otros, el tópico de la existencia, el de la utilidad, el de la moralidad, el de la cantidad, el de la calidad, el de la belleza, el de la tradición, el del progreso y la novedad, el del placer...

§  ARGUMENTO DE LO EXISTENTE: lo real y existente es preferible a lo no existente; lo verdadero es preferible a lo falso: Ya sé que quieres ir al teatro, pero es mejor que pensemos otra cosa: los lunes no hay función.

§  ARGUMENTO DE UTILIDAD: lo útil y beneficioso es preferible a lo inútil; lo no perjudicial es preferible a lo perjudicial: Debería dejar de fumar: tengo los bronquios hechos polvo.

§  ARGUMENTO ÉTICO: lo que está de acuerdo con ciertos principios morales es preferible a lo “inmoral”: No contestes así a tu padre. Es una falta de respeto.

§  ARGUMENTO DE CANTIDAD: lo que tiene más es preferible a lo que tiene menos. Puede aplicarse a cualquier magnitud: grande/pequeño, barato/caro, mucho/poco, etc. Es especialmente importante, por la frecuencia con que se utiliza, el llamado ARGUMENTO DE LA MAYORÍA: ¡No me diga que no le gusta el color de este vestido! Se está llevando mucho esta temporada.

§  ARGUMENTO DE CALIDAD: es inverso al anterior, por lo que sirve a menudo de contraargumento: Aunque Madrid sea más grande y tenga muchas más posibilidades, se vive mejor en mi pueblo.
Algunos otros son:

§  ARGUMENTO ESTÉTICO: lo bello es prefible a lo feo.
§  ARGUMENTO DE LA TRADICIÓN: lo tradicional es más valioso que lo nuevo o reciente.
§  ARGUMENTO DEL PROGRESO: contrario al anterior.
§  ARGUMENTO HEDONISTA: lo agradable es preferible a lo desagradable.

3.4. Según su FINALIDAD: Demostración y persuasión son las finalidades básicas de una argumentación. Los argumentos de tipo racional se utilizan para la demostración, mientras los afectivos sirven para persuadir.

§  ARGUMENTOS RACIONALES: se basan en los hechos, los cuales son analizados y valorados racionalmente, bien de una forma objetiva (como en las demostraciones científicas), bien adaptándolos a los sistemas de valores y creencias de emisor y destinatario. Se suelen distinguir dos formas de argumentación racional:

A)     ARGUMENTACIÓN LÓGICA: la que se basa en los principios lógicos del razonamiento humano (relaciones causa-efecto, concreto-abstracto, individual-general, condición-resultado). Veamos algunos argumentos de tipo lógico:

ú   La forma básica del argumento lógico es el SILOGISMO: un razonamiento que consta de dos premisas y una conclusión que se deduce de ellas (Los hombres son mortales; Sócrates es hombre, luego, Sócrates es mortal). En los textos argumentativos es normal que falte alguna de las premisas, por considerar que el receptor la acepta implícitamente. Veamos ejemplos de argumentación basada en relaciones lógicas:

Es mejor que vayamos al cine porque hoy los teatros están cerrados. (argumento: la causa)

La tasa de desempleo no ha bajado; por tanto, la política económica no ha sido tan efectiva como se dice. (Argumento: la consecuencia).

Estudia mucho para que un día llegues a ser un hombre de provecho. (Argumento: la finalidad).

ú   El EJEMPLO, que sirve para confirmar la veracidad de una tesis presentando un caso concreto de la realidad en el que esa tesis se cumple efectivamente:

El intenso tráfico marítimo de grandes petroleros constituye una de las amenazas más graves al ecosistema. Desastres como el del Exxon-Valdez, el del Mar Egeo o el del Prestige han ocasionado pérdidas irreparables en la fauna y la flora marinas de zonas de importantísimo valor ecológico.

Muy usual es la ejemplificación con casos extraídos de la EXPERIENCIA PERSONAL. Es fácil de rebatir por otro ejemplo en sentido contrario:

- Mira a tu primo Luis: a tu edad estudiaba mucho y sacaba muy buenas notas; ahí lo tienes, convertido en arquitecto y trabajando en una empresa importante.
- Mejores notas sacaba Fernando y todavía está en el paro.

ú   El ARGUMENTO DEL SENTIR GENERAL o del SENTIDO COMÚN: No te eches la culpa por lo que ha pasado. Cualquiera en tu lugar habría hecho lo mismo.

ú   El uso de REFRANES ( “verdades” de la tradición comúnmente aceptadas por la cultura popular) y MÁXIMAS (aseveraciones sentenciosas que se muestran como verdades indiscutibles en apoyo de la tesis; a diferencia de los refranes, tienen un origen culto):

Es saludable acostarse pronto y levantarse temprano. A quien madruga Dios le ayuda.
No podemos esperar que la sociedad actual mejore. El hombre es un lobo para el hombre.

ú   ARGUMENTO DE AUTORIDAD: utiliza como apoyo a la tesis testimonios de expertos conocidos, especialistas en el tema o simplemente, personas de prestigio. Se puede presentar de dos formas: mediante el resumen y mediante la cita literal.

Como dice Aristóteles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera
por haber mantenencia; la otra cosa era
por haber juntamiento con hembra placentera.
                               (Arcipreste de Hita: Libro de Buen Amor)

El pensamiento en el sentido estricto de la palabra es inseparable del lenguaje y de la capacidad de hablar. Helen Keller lo dice claramente cuando reflexiona sobre el modo como pasó de procesos cognitivos sin uso del lenguaje a pensar en términos de lenguaje: “Ella (la maestra) me trajo el sombrero y supe que iba a salir al sol tibio. Este pensamiento, si una sensación muda puede llamarse pensamiento, me hizo saltar y brincar de placer.”
                               (Adam Schaff: Introducción a la Semántica)

B)     ARGUMENTACIÓN ANALÓGICA: para argumentar sobre el asunto sujeto a opiniones, se hace referencia a un hecho o asunto distinto pero que tiene semejanza con él. El emisor establece una relación de asociación de ideas o analogía entre ambos. El argumento analógico más frecuente es la COMPARACIÓN. El mismo valor puede tener la METÁFORA. Tanto una como la otra pueden funcionar como argumentos afectivos.

Convendría a la sociedad europea permanecer alerta para no cometer los mismos errores de otros tiempos. Los últimos resultados electorales del ultraderechista y racista Frente Nacional de Le Pen constituyen una amenaza tan terrible para la cultura democrática como la que en su día supuso el ascenso al poder del Partido Nazi en Alemania.
                                               (El Periódico de Cataluña)

Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder:
¡Tenías que estrellarte o que abatirme!...
¡No pudo ser!
                               (Gustavo A. Bécquer: Rimas)

§  ARGUMENTOS AFECTIVOS: que tienen como función conmover al destinatario, provocando en él reacciones emocionales que condicionen su apreciación de la tesis: simpatía, pena, admiración, temor, etc. En cuanto a su contenido y su forma, no son diferentes de los empleados en la argumentación racional. La diferencia estriba en el especial uso del lenguaje, que se carga de expresividad, gracias al empleo de determinados recursos:
Figuras estilísticas y tropos (la hipérbole, el paralelismo, la metáfora, el símil, la anáfora, la antítesis...); léxico connotativo, adjetivos y adverbios valorativos...
Este tipo de argumentación queda excluida de los discursos en que se exige una completa objetividad (demostraciones científicas); puede aparecer en ensayos de tema humanístico y en los géneros periodísticos de opinión, y es fundamental en los textos propagandísticos y publicitarios.

            Ahora que llega el verano, la gente quiere cambiar de yo mediante una dieta. Los cuerpos se hacen visibles, pero sólo algunos mortales poseen una carne digna de ser asada. (...) Ya se sabe que a los dioses no les gusta el tocino, (...) de modo que todo el mundo se mata por llegar a la playa con el peso y la perfección de aquellas jóvenes reses que eran acarreadas hacia el ara del sacrificio en la antigüedad.                                                                                                                                                                                                                                                       (Manuel Vicent)

            Si el telón de acero se ha derretido y los malos de ayer son los buenos de hoy, ¿por qué los poderosos siguen fabricando y vendiendo armas y miedo?                                                                                                                                                                                                                                                              (Eduardo Galeano)

En el primer ejemplo, la comparación entre las personas que toman el sol en una playa y las reses sacrificadas – asadas – a los dioses de la antigüedad es un argumento analógico que sirve, más que para convencer intelectualmente al destinatario de la inconveniencia de las dietas veraniegas, para persuadirlo a través del humor (a los dioses no les gusta el tocino) y del ridículo (carne digna de ser asada....jóvenes reses...).

En el segundo, tan importantes como el razonamiento utilizado (“las armas no son necesarias porque ya no hay ningún enemigo”) son los recursos utilizados para expresarlo, que sugieren al destinatario que el concepto de enemigo es absurdo (malos de ayer/buenos de hoy: antítesis) y que las armas no se relacionan con la protección sino con el miedo (vendiendo armas y miedo: extrañamiento de la función poética, porque el miedo no se vende).

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ - ANTOLOGÍA POÉTICA

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ - ANTOLOGÍA POÉTICA
Es prototipo del poeta consagrado enteramente a su obra, que dedica “A la minoría, siempre”,
por su dificultad creciente a lo largo de las distintas etapas en que se divide. Su poesía se caracteriza
por su sed de belleza, sed de conocimiento y sed de eternidad (posesión de la Belleza y de la Verdad;
Dios identificado con la Naturaleza, con la Belleza absoluta o con la conciencia creadora).
En su trayectoria poética podemos distinguir varias etapas, que él mismo explica en el
siguiente poema:
Vino, primero, pura,
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
5 de no sé qué ropajes.
y la fui odiando sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!
10 ...Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
15 Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
(Eternidades)
Según estos versos, su trayectoria se puede resumir en:
-Poesía sencilla, inocente, en sus comienzos (1898), con influencia de Bécquer: Ninfeas, Almas de
violeta, Rimas, Arias tristes, Jardines lejanos, Pastorales, Baladas de primavera. Sencillez de formas,
sentimientos de soledad, melancolía, el paso del tiempo, la muerte, contemplados desde un intimismo
simbolista, con ciertas notas modernistas. Son versos octosílabos con rima asonante, lenguaje sobrio
y musicalidad tenue.
-Etapa modernista (1908-1915): Elejías, Las hojas verdes, Baladas de primavera, Pastorales, La
soledad sonora, Poemas májicos y dolientes, Sonetos espirituales, Platero y yo. Se caracteriza por la
utilización del color, la adjetivación brillante, los versos largos (alejandrinos) y el intimismo.
-Etapa de depuración progresiva: Estío, Diario de un poeta recién casado, obra clave, Eternidades,
Piedra y cielo, Poesía, Belleza, La estación total. Supresión de lo ornamental, octosílabos, asonancias
o rima libre, poemas breves, concentración conceptual y emotiva. Su dificultad va creciendo,
buscando penetrar en la realidad (“etapa intelectual” la llamó el autor). Él mismo define su concepto
de sencillez: “Lo conseguido con menos elementos; es decir, lo neto, lo apuntado, lo sintético, lo justo.
Por lo tanto, una poesía puede ser sencilla y complicada a un tiempo”. Su ideal aparece en este
poema:
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
...Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
1
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas...
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!
(Eternidades)
-Etapa final, poesía desnuda, definitivamente depurada, llamada por el poeta etapa “suficiente” o
“verdadera”. Comprende desde su exilio en América (1936) hasta su muerte (1958): En el otro
costado y Dios deseado y deseante. Aparece un anhelo de Dios identificado con la Belleza y la
conciencia creadora. Son versos libres, escritos con un lenguaje hermético, concentrado y muy difícil.
El dios es siempre al fin,
el dios creado y recreado y recreado
por gracia y sin esfuerzo.
El Dios. El nombre conseguido de los nombres.
Su búsqueda de la Belleza y de lo Absoluto sirvió de modelo a los componentes de la
Generación del 27 y a otros muchos poetas posteriores, como los “novísimos”.
NOTA.- Respetaremos, como es habitual, la particular ortografía de Juan Ramón Jiménez: escribir j
cuando la g tiene este sonido, s en lugar de x si no es intervocálica y reducción de algunos grupos
consonánticos (conciente).
PRIMERA ETAPA.- Compruébese el tono melancólico, la sencillez de la versificación, la adjetivación
y el contenido influido por el romanticismo: la muerte, el misterio de la identidad, la noche, la
naturaleza).
Aquella tarde, al decirle
que me alejaba del pueblo,
me miró triste, muy triste,
vagamente sonriendo.
5 Me dijo: ¿Por qué te vas?
Le dije: Porque el silencio
de estos valles me amortaja
como si estuviera muerto.
-¿Por qué te vas? –He sentido
10 que quiere gritar mi pecho,
y en estos valles callados
voy a gritar y no puedo.
Y me dijo: ¿Adónde vas?
Y le dije: A donde el cielo
15 esté más alto y no brillen
sobre mí tantos luceros.
La pobre hundió su mirada
allá en los valles desiertos
y se quedó muda y triste,
20 vagamente sonriendo.
(Rimas)
Mi alma es hermana del cielo
gris y de las hojas secas;
sol enfermo del otoño,
¡mátame con tu tristeza!
2
5 Los árboles del jardín
están cargados de niebla:
mi corazón busca en ellos
esa novia que no encuentra;
y en el suelo frío y húmedo
10 me esperan las hojas secas:
¡si mi alma fuera una hoja
y se perdiera entre ellas!
El sol ha mandado un rayo
de oro viejo a la arboleda,
15 un rayo flotante, dulce
luz para las cosas muertas.
¡Qué ternura tiene el pobre
sol para las hojas secas!
Una tristeza infinita
20 vaga por todas las sendas,
lenta, antigua sinfonía
de músicas y de esencias,
algo que dora el jardín
de ensueño de primavera.
25 Y esa luz de ensueño y oro
que muere en las hojas secas
alumbra en mi corazón
no sé qué vagas tristezas.
(Arias tristes)
Yo me moriré, y la noche
triste, serena y callada,
dormirá el mundo a los rayos
de su luna solitaria.
5 Mi cuerpo estará amarillo,
y por la abierta ventana
entrará una brisa fresca
preguntando por mi alma.
No sé si habrá quien solloce
10 cerca de mi negra caja,
o quien me dé un largo beso
entre caricias y lágrimas.
Pero habrá estrellas y flores
y suspiros y fragancias,
15 y amor en las avenidas
a la sombra de las ramas.
Y sonará ese piano
como en esta noche plácida,
y no tendrá quien lo escuche
20 sollozando en la ventana.
(Arias tristes)
¿Soy yo quien anda esta noche
por mi cuarto, o el mendigo
que rondaba mi jardín
3
al caer la tarde...? Miro
5 en torno y hallo que todo
es lo mismo y no es lo mismo...
¿la ventana estaba abierta?
¿yo no me había dormido?
¿El jardín no estaba blanco
10 de luna...? El cielo era limpio
y azul... Y hay nubes y viento
y el jardín está sombrío...
Creo que mi barba era
negra... yo estaba vestido
15 de gris... y mi barba es blanca
y estoy enlutado... ¿Es mío
este andar? ¿tiene esta voz
que ahora suena en mí, los ritmos
de la voz que yo tenía?
20 ¿Soy yo...? ¿o soy el mendigo
que rondaba mi jardín
al caer la tarde...? Miro
en torno... Hay nubes y viento...
El jardín está sombrío...
25 ...Y voy y vengo... ¿Es que yo
no me había ya dormido?
Mi barba está blanca... Y todo
es lo mismo y no es lo mismo...
(Jardines lejanos)
ETAPA MODERNISTA.- Nótese que el sentimiento de soledad y de tristeza se reviste ahora con un
lenguaje refinado, sensorial, con valores pictóricos. Aparecen los versos alejandrinos agrupados en
serventesios.
Agua verde y dormida, que no quieres ninguna
gloria, que has desdeñado ser fiesta y catarata,
que cuando te acarician los ojos de la luna
te llenas toda de pensamientos de plata...
5 Agua limpia y callada del remanso doliente,
que has despreciado el brillo del triunfo sonoro,
que cuando te penetra el sol dulce y caliente,
te llenas toda de pensamientos de oro...
Triste y profunda eres, lo mismo que mi alma;
10 a tu sombra han venido a pensar los dolores,
y brotan, en la plácida delicia de tu calma,
los más puros ensueños y las más bellas flores...
(La soledad sonora)
Pájaro errante y lírico, que en esta floreciente
soledad de domingo, vagas por mis jardines,
del árbol a la yerba, de la yerba a la fuente
llena de hojas de oro y caídos jazmines...
5 ¿qué es lo que tu voz débil dice al sol de la tarde
que sueña dulcemente en la cristalería?
¿eres, como yo, triste, solitario y cobarde,
hermano del silencio y la melancolía?
4
¿Tienes una ilusión que cantar al olvido?
10 ¿una nostaljia eterna que mandar al ocaso?
¿un corazón sin nadie, tembloroso, vestido
de hojas secas, de oro, de jazmín y de raso?
(La soledad sonora)
Las antiguas arañas melodiosas, temblaban
maravillosamente sobre las mustias flores...
sus cristales, heridos por la luna, soñaban
guirnaldas temblorosas de pálidos colores...
5 Estaban los balcones abiertos al sur... Era
una noche inmortal, serena y transparente...
de los campos lejanos, la nueva primavera
mandaba, con la brisa, su aliento, dulcemente...
¡Qué silencio! Las penas ahogaban su ruido
10 de espectros en las rosas vagas de las alfombras...
el amor no existía... tornaba del olvido
una ronda infinita de trastornadas sombras...
Todo lo era el jardín... Morían las ciudades...
Las estrellas azules, con la vana indolencia
15 de haber visto los duelos de todas las edades,
coronaban de plata mi nostaljia y mi ausencia...
(La soledad sonora)
EL VIAJE DEFINITIVO
... Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol
y con su pozo blanco.
5 Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
10 y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostáljico...
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
15 Y se quedarán los pájaros cantando.
(Poemas agrestes, 1910-11)
POESÍA DESNUDA.- Versos sin rima ni medida exacta, sin adjetivación sensorial. El poeta se funde
amorosamente con la naturaleza y desea un conocimiento profundo de las cosas, con un lenguaje
escueto y aparentemente simple.
MAR
¡Solo un punto!
Sí, mar, ¡quién fuera,
cual tú, diverso cada instante,
coronado de cielos en su olvido;
mar fuerte -¡sin caídas!-,
5 mar sereno
5
-de frío corazón con alma eterna-,
¡mar, obstinada imajen del presente!
(Diario de un poeta recién casado)
No sé si el mar es, hoy
-adornado su azul de innumerables
espumas-,
mi corazón; si mi corazón –hoy
5 adornada su grana de incontables
espumas-,
es el mar.
Entran, salen
uno de otro, plenos e infinitos,
como dos todos únicos.
10 A veces, me ahoga el mar el corazón,
hasta los cielos mismos.
Mi corazón ahoga el mar, a veces,
hasta los mismos cielos.
(Diario de un poeta recién casado)
Te deshojé, como una rosa,
para verte tu alma.
y no la vi.
Mas todo en torno
-horizontes de tierras y de mares-,
5 todo, hasta el infinito,
se colmó de una esencia
inmensa y viva.
(Diario de un poeta recién casado)
¡Qué débil el latido
de tu corazón leve,
y qué hondo y qué fuerte su secreto!
¡Qué breve el cuerpo delicado
5 que lo envuelve de rosas,
y qué lejos, desde cualquiera parte tuya
-y qué no hecho-,
el centro de tu alma!.
(Diario de un poeta recién casado)
ACCIÓN
No sé con qué decirlo,
porque aún no está hecha
mi palabra.
(Eternidades)
Plenitud de hoy, es
ramita en flor de mañana.
Mi alma ha de volver a hacer
el mundo como mi alma.
(Eternidades)
Yo no soy yo.
6
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
5 El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
(Eternidades)
Está tan puro ya mi corazón
que lo mismo es que muera
o que cante.
Puede llenar el libro de la vida
5 o el libro de la muerte,
los dos en blanco para él,
que piensa y sueña.
Igual eternidad hallará en ambos.
Corazón, da lo mismo: muere o canta.
(Eternidades)
¡No estás en ti, belleza innúmera,
que con tu fin me tientas, infinita,
a un sinfín de deleites!
¡Estás en mí, que te penetro
5 hasta el fondo, anhelando, cada instante,
traspasar los nadires más ocultos!
¡Estás en mí, que tengo
en mi pecho la aurora
y en mi espalda el poniente
10 -quemándome, transparentándome
en una sola llama-; estás en mí, que te entro
en tu cuerpo mi alma
insaciable y eterna!
(Piedra y cielo)
EL POEMA
¡No le toques ya más,
que así es la rosa!
(Piedra y cielo)
EL NUEVO DÍA
¡Ignota mina de los sueños
-solo un aroma vago, un
color desvanecido,
un acento sin nombre-,
5 a cuyo oro
nunca llegan los pozos de la aurora!
¡Sueños de otro hemisferio
de lo infinito!
(Piedra y cielo)
7
Mariposa de luz,
la belleza se va cuando yo llego
a su rosa.
Corro, ciego, tras ella...
5 La medio cojo aquí y allá...
¡Solo queda en mi mano
la forma de su huida!
(Piedra y cielo)
ANUNCIACIÓN
¡Ay, deshacerme,
de una vez ya, en la luz;
entrar, hecho oro verde y último,
en el libre secreto recatado
5 de los afanes imposibles!
(Piedra y cielo)
Eternidad, belleza
sola, ¡si yo pudiese,
en tu corazón único, cantarte,
igual que tú me cantas en el mío,
5 las tardes claras de alegría en paz!
¡Si en tus éstasis últimos,
tú me sintieras dentro,
embriagándote toda,
como me embriagas todo tú!
10 ¡Si yo fuese –inefable-,
olor, frescura, música, revuelo
en la infinita primavera pura
de tu interior totalidad sin fin!
(Piedra y cielo)
¡Esta es mi vida, la de arriba,
la de la pura brisa,
la del pájaro último,
la de las cimas de oro de lo oscuro!
5 ¡Esta es mi libertad, oler la rosa,
cortar el agua fría con mi mano loca,
desnudar la arboleda,
cojerle al sol su luz eterna!
(Poesía)
CENIT
Yo no seré yo, muerte,
hasta que tú te unas con mi vida
y me completes así todo;
hasta que mi mitad de luz se cierre
5 con mi mitad de sombra,
–y sea yo equilibrio eterno
en la mente del mundo:
unas veces, mi medio yo, radiante;
otras, mi otro medio yo, en el olvido.-
10 Yo no seré yo, muerte,
hasta que tú, en tu turno, vistas
8
de huesos pálidos mi alma.
(Belleza)
EL OTOÑADO
Estoy completo de naturaleza,
en plena tarde de áurea madurez,
alto viento en lo verde traspasado.
Rico fruto recóndito, contengo
5 lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire), el infinito.
Chorreo luz: doro el lugar oscuro,
trasmino olor: la sombra huele a dios,
emano son: lo amplio es honda música,
10 filtro sabor: la mole bebe mi alma,
deleito el tacto de la soledad.
Soy tesoro supremo, desasido,
con densa redondez de limpio iris,
del seno de la acción. Y lo soy todo.
15 Lo todo que es el colmo de la nada,
el todo que se basta y que es servido
de lo que todavía es ambición.
(La estación total)
LA ETAPA FINAL.- Espacio es un poema en prosa incluido en el libro En el otro costado en el que el
poeta se siente en plenitud, casi dios, fundido con el universo. Destaca el ritmo de las frases. Dios
deseado y deseante es un libro casi místico, en el que Dios se identifica con la Belleza absoluta, no
con el Dios cristiano.
ESPACIO
“Los dioses no tuvieron más sustancia que la que tengo yo.” Yo tengo, como ellos, la sustancia de todo
lo vivido y de todo lo porvenir. No soy presente solo, sino fuga raudal de cabo a fin. Y lo que veo, a un lado y
otro, en esta fuga (rosas, restos de alas, sombra y luz) es solo mío, recuerdo y ansia míos, presentimiento, olvido.
¿Quién sabe más que yo, quién, qué hombre o qué dios puede, ha podido, podrá decirme a mí qué es mi vida y
mi muerte, qué no es? Si hay quien lo sabe, yo lo sé más que ése, y si quien lo ignora, más que ése lo ignoro.
Lucha entre este ignorar y este saber es mi vida, su vida, y es la vida. Pasan vientos como pájaros, pájaros igual
que flores, flores, soles y lunas, lunas soles como yo, como almas, como cuerpos, cuerpos como la muerte y la
resurrección; como dioses. Y soy un dios sin espada, sin nada de lo que hacen los hombres con su ciencia; solo
con lo que es producto de lo vivo, lo que se cambia todo; sí, de fuego o de luz, luz. ¿Por qué comemos y
bebemos otra cosa que luz o fuego? Como yo ye nacido en el sol, y del sol he venido aquí a la sombra, ¿soy de
sol, como el sol alumbro?, y mi nostaljia, como la de la luna, es haber sido sol de un sol un día y reflejarlo solo
ahora. Pasa el iris cantando como canto yo. Adiós, iris, iris, volveremos a vernos, que el amor es uno y solo y
vuelve cada día.
LA TRANSPARENCIA, DIOS, LA TRANSPARENCIA
Dios del venir, te siento entre mis manos,
aquí estás enredado conmigo, en lucha hermosa
de amor, lo mismo
que un fuego con su aire.
5 No eres mi redentor, ni eres mi ejemplo,
ni mi padre, ni mi hijo, ni mi hermano;
eres igual y uno, eres distinto y todo;
eres dios de lo hermoso conseguido,
conciencia mía de lo hermoso.
10 Yo nada tengo que purgar.
9
Toda mi impedimenta
no es sino fundación para este hoy
en que, al fin, te deseo;
porque estás ya a mi lado,
15 en mi eléctrica zona,
como está en el amor el amor lleno.
Tú, esencia, eres conciencia; mi conciencia
y la de otros, la de todos,
con forma suma de conciencia;
que la esencia es lo sumo,
20 es la forma suprema conseguible,
y tu esencia está en mí, como mi forma.
Todos mis moldes, llenos
estuvieron de ti; pero tú, ahora,
no tienes molde, estás sin molde; eres la gracia
25 que no admite sostén,
que no admite corona,
que corona y sostiene siendo ingrave.
Eres la gracia libre,
la gloria del gustar, la eterna simpatía,
30 el gozo del temblor, la luminaria
del clariver, el fondo del amor,
el horizonte que no quita nada;
la transparencia, dios, la transparencia,
el uno al fin, dios ahora sólito en lo uno mío,
35 en el mundo que yo por ti y para ti he creado.
(Dios deseado y deseante)
EN LO DESNUDO DE ESTE HERMOSO FONDO
Quiero quedarme aquí, no quiero irme
a ningún otro sitio.
Todos los paraísos
(que me dijeron) en que tú hablabas,
se me han desvanecido en mis ensueños
5 porque me comprendí mejor este en que vivo,
ya centro abierto en flor de lo supremo.
Verdor de primavera de mi atmósfera,
¿qué luz podrá sacar de otro verdor
una armonía de totalidad más limpia,
10 una gloria más grande y fiel de fuera y dentro?
Esta fue y es y será siempre
la verdad:
Tú oído, visto, comprendido en este paraíso mío,
tú de verdad venido a mí
15 en lo desnudo de este hermoso fondo.
(Dios deseado y deseante)
10

ANTOLOGÍA POÉTICA MACHADO Y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

ANTOLOGÍA POÉTICA MACHADO Y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
ANTONIO MACHADO
La selección de poemas de Machado se ha extraído de la página www.abelmartin.com en la que
también podéis encontrar una guía para estudiantes sobre el autor que incluye su biografía y algunos
de sus textos: http://www.abelmartin.com/guia/antol/antol.html
EL VIAJERO
Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.
Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la angosta frente;
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.
Deshójanse las copas otoñales
del parque mustio y viejo.
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.
El rostro del hermano se ilumina
suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?
¿Lamentará la juventud perdida?
Lejos quedó —la pobre loba— muerta.
¿La blanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta?
¿Sonríe al sol de oro
de la tierra de un sueño no encontrada;
y ve su nave hender el mar sonoro,
de viento y luz la blanca vela hinchada?
Él ha visto las hojas otoñales,
amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosas.
Y este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima reprime,
y un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido se imprime.
Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tic-tac del reloj. Todos callamos.
Renacimiento, n.º I, marzo 1907.
Ateneo, n.º XXIII, noviembre 1907.
Soledades. Galerías. Otros poemas, Madrid, Pueyo, 1907.
EN EL ENTIERRO DE UN AMIGO
Tierra le dieron una tarde horrible
del mes de julio, bajo el sol de fuego.
A un paso de la abierta sepultura,
había rosas de podridos pétalos,
entre geranios de áspera fragancia
y roja flor. El cielo
puro y azul. Corría
un aire fuerte y seco.
De los gruesos cordeles suspendido,
pesadamente, descender hicieron
el ataúd al fondo de la fosa
los dos sepultureros...
Y al reposar sonó con recio golpe,
solemne, en el silencio.
Un golpe de ataúd en tierra es algo
perfectamente serio.
Sobre la negra caja se rompían
los pesados terrones polvorientos...
El aire se llevaba
de la honda fosa el blanquecino aliento.
—Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa,
larga paz a tus huesos...
Definitivamente,
duerme un sueño tranquilo y verdadero.
Renacimiento, n.º I, marzo 1907.
Soledades. Galerías. Otros poemas, Madrid, Pueyo, 1907.
RECUERDO INFANTIL
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección;
mil veces ciento, cien mil,
mil veces mil, un millón.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Ateneo, n.º III, marzo 1906.
Caras y Caretas (Buenos Aires), n.º 426, 1 diciembre 1906.
Renacimiento, n.º I, marzo 1907.
Soledades. Galerías. Otros poemas, Madrid, Pueyo, 1907.
LAS MOSCAS
Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.
¡Oh, viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela,
—que todo es volar— sonoras,
rebotando en los cristales
en los días otoñales...
Moscas de todas las horas,
de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada,
de siempre... Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.
Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.
El País, 15 noviembre 1907.
Tierra Soriana, 18 noviembre 1907.
Soledades. Galerías. Otros poemas, Madrid, Pueyo, 1907.
LOS SUEÑOS MALOS
Está la plaza sombría;
muere el día.
Suenan lejos las campanas.
De balcones y ventanas
se iluminan las vidrieras,
con reflejos mortecinos,
como huesos blanquecinos
y borrosas calaveras.
En toda la tarde brilla
una luz de pesadilla.
Está el sol en el ocaso.
Suena el eco de mi paso.
—¿Eres tú? Ya te esperaba...
—No eras tú a quien yo buscaba.
Soledades. Galerías. Otros poemas, Madrid, Pueyo, 1907.
Sonaba el reloj la una,
dentro de mi cuarto. Era
triste la noche. La luna,
reluciente calavera,
ya del cenit declinando,
iba del ciprés del huerto
fríamente iluminando
el alto ramaje yerto.
Por la entreabierta ventana
llegaban a mis oídos
metálicos alaridos
de una música lejana.
Una música tristona,
una mazurca olvidada,
entre inocente y burlona,
mal tañida y mal soplada.
Y yo sentí el estupor
del alma cuando bosteza
el corazón, la cabeza,
y... morirse es lo mejor.
Soledades. Galerías. Otros poemas, Madrid, Pueyo, 1907.
¿Y ha de morir contigo el mundo mago
donde guarda el recuerdo
los hálitos más puros de la vida,
la blanca sombra del amor primero,
la voz que fue a tu corazón, la mano
que tú querías retener en sueños,
y todos los amores
que llegaron al alma, al hondo cielo?
¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo,
la vieja vida en orden tuyo y nuevo?
¿Los yunques y crisoles de tu alma
trabajan para el polvo y para el viento?
Renacimiento Latino, n.º 2, mayo 1905.
Soledades. Galerías. Otros poemas, Madrid, Pueyo, 1907.
RENACIMIENTO
Galerías del alma... ¡El alma niña!
Su clara luz risueña;
y la pequeña historia,
y la alegría de la vida nueva...
¡Ah, volver a nacer, y andar camino,
ya recobrada la perdida senda!
Y volver a sentir en nuestra mano,
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre... Y caminar en sueños
por amor de la mano que nos lleva.
*
En nuestras almas todo
por misteriosa mano se gobierna.
Incomprensibles, mudas,
nada sabemos de las almas nuestras.
Las más hondas palabras
del sabio nos enseñan,
lo que el silbar del viento cuando sopla,
o el sonar de las aguas cuando ruedan.
Renacimiento Latino, n.º 1, abril 1905: sólo la primera parte. Revista Latina, n.º
2, 30 octubre 1907: la segunda parte.
Soledades. Galerías. Otros poemas, Madrid, Pueyo, 1907.
RETRATO
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
El Liberal, 1 de febrero de 1908, sin título.
Campos de Castilla, Madrid, Renacimiento, 1912.
EN ABRIL, LAS AGUAS MIL
Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.
A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se obscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.
Poesías completas, Madrid, Residencia de Estudiantes, 1917.
A UN OLMO SECO
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario, en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Los Lunes de El Imparcial, 17 de febrero de 1913, con el pie «Soria, 4 Mayo
1912».
El Porvenir Castellano (Soria), 20 de febrero de 1913, con el mismo pie.
El Duero. Revista semanal ilustrada (Soria), n.º 1, 30 de noviembre de 1913.
LA SAETA
¿Quién me presta una escalera,
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
Saeta popular.
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!
Nuevo Mundo, n.º 1.056, 2 de abril de 1914, sin lema.
Poesías completas, Madrid, Residencia de Estudiantes, 1917.
DEL PASADO EFÍMERO
Este hombre del casino provinciano
que vio a Carancha recibir un día,
tiene mustia la tez, el pelo cano,
ojos velados por melancolía;
bajo el bigote gris, labios de hastío,
y una triste expresión, que no es tristeza,
sino algo más y menos: el vacío
del mundo en la oquedad de su cabeza.
Aún luce de corinto terciopelo
chaqueta y pantalón abotinado,
y un cordobés color de caramelo,
pulido y torneado.
Tres veces heredó; tres ha perdido
al monte su caudal: dos ha enviudado.
Sólo se anima ante el azar prohibido,
sobre el verde tapete reclinado,
o al evocar la tarde de un torero,
la suerte de un tahúr, o si alguien cuenta
la hazaña de un gallardo bandolero,
o la proeza de un matón, sangrienta.
Bosteza de política banales
dicterios al gobierno reaccionario,
y augura que vendrán los liberales,
cual torna la cigüeña al campanario.
Un poco labrador, del cielo aguarda
y al cielo teme; alguna vez suspira,
pensando en su olivar, y al cielo mira
con ojo inquieto, si la lluvia tarda.
Lo demás, taciturno, hipocondríaco,
prisionero en la Arcadia del presente,
le aburre; sólo el humo del tabaco
simula algunas sombras en su frente.
Este hombre no es de ayer ni es de mañana,
sino de nunca; de la cepa hispana
no es el fruto maduro ni podrido,
es una fruta vana
de aquella España que pasó y no ha sido,
esa que hoy tiene la cabeza cana.
El Porvenir Castellano (Soria), 6 de marzo de 1913, con el título «Hombres de
España (Del pasado superfluo)».
Poesías completas, Madrid, Residencia de Estudiantes, 1917.
LLANTO DE LAS VIRTUDES Y COPLAS
POR LA MUERTE DE DON GUIDO
Al fin, una pulmonía
mató a don Guido, y están
las campanas todo el día
doblando por él ¡din-dan!
Murió don Guido, un señor
de mozo muy jaranero,
muy galán y algo torero;
de viejo, gran rezador.
Dicen que tuvo un serrallo
este señor de Sevilla;
que era diestro
en manejar el caballo,
y un maestro
en refrescar manzanilla.
Cuando mermó su riqueza,
era su monomanía
pensar que pensar debía
en asentar la cabeza.
Y asentóla
de una manera española,
que fue casarse con una
doncella de gran fortuna;
y repintar sus blasones,
hablar de las tradiciones
de su casa,
a escándalos y amoríos
poner tasa,
sordina a sus desvaríos.
Gran pagano,
se hizo hermano
de una santa cofradía;
el Jueves Santo salía,
llevando un cirio en la mano
—¡aquel trueno!—,
vestido de nazareno.
Hoy nos dice la campana
que han de llevarse mañana
al buen don Guido, muy serio,
camino del cementerio.
Buen don Guido ya eres ido
y para siempre jamás...
Alguien dirá: ¿Qué dejaste?
Yo pregunto: ¿Qué llevaste
al mundo donde hoy estás?
¿Tu amor a los alamares
y a las sedas y a los oros,
y a la sangre de los toros
y al humo de los altares?
Buen don Guido y equipaje,
buen viaje!...
El acá
y el allá,
caballero,
se ve en tu rostro marchito,
lo infinito:
cero, cero.
¡Oh las enjutas mejillas,
amarillas,
y los párpados de cera,
y la fina calavera
en la almohada del lecho!
¡Oh fin de una aristocracia!
La barba canosa y lacia
sobre el pecho;
metido en tosco sayal,
las yertas manos en cruz,
¡tan formal!
el caballero andaluz.
Poesías completas, Madrid, Residencia de Estudiantes, 1917.
PROVERBIOS Y CANTARES
[I]
Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.
[II]
¿Para qué llamar caminos
a los surcos del azar?...
Todo el que camina anda,
como Jesús, sobre el mar.
[III]
¡Ojos que a la luz se abrieron
un día para, después,
ciegos tornar a la tierra,
hartos de mirar sin ver!
[IV]
Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía...
Después soñé que soñaba.
[V]
Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.
[VI]
¿Dices que nada se crea?
Alfarero, a tus cacharros.
Haz tu copa y no te importe
si no puedes hacer barro.
[VII]
Dices que nada se pierde,
y acaso dices verdad;
pero todo lo perdemos
y todo nos perderá.
[VIII]
Todo pasa y todo queda;
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
[IX]
Morir... ¿Caer como gota
de mar en el mar inmenso?
¿O ser lo que nunca he sido:
uno, sin sombra y sin sueño,
un solitario que avanza
sin camino y sin espejo?
[I] y [III]: La Lectura, n.º 101, mayo 1909. Campos de Castilla, Madrid,
Renacimiento, 1912.
[II]: La Lectura, n.º 98, febrero 1909. Campos de Castilla, Madrid,
Renacimiento, 1912.
[IV]: Campos de Castilla, Madrid, Renacimiento, 1912.[V-VI]: Poesías
completas, Madrid, Residencia de Estudiantes, 1917.
[VII-IX]: La Lectura, n.º 149, mayo 1913. Páginas escogidas, Madrid, Calleja,
1917.
IRIS DE LA NOCHE
A D. Ramón del Valle-Inclán.
Hacia Madrid, una noche,
va el tren por el Guadarrama.
En el cielo, el arco iris
que hacen la luna y el agua.
¡Oh luna de abril, serena,
que empuja las nubes blancas!
La madre lleva a su niño,
dormido, sobre la falda.
Duerme el niño y, todavía,
ve el campo verde que pasa,
y arbolillos soleados,
y mariposas doradas.
La madre, ceño sombrío
entre un ayer y un mañana,
ve unas ascuas mortecinas
y una hornilla con arañas.
Hay un trágico viajero,
que debe ver cosas raras,
y habla solo y, cuando mira,
nos borra con la mirada.
Yo pienso en campos de nieve
y en pinos de otras montañas.
Y tú, Señor, por quien todos
vemos y que ves las almas,
dinos si todos, un día,
hemos de verte la cara.
La Pluma, n.º 32, enero 1923, con el título «Iris de luna» y la dedicatoria «Al
maestro Valle-Inclán».
Nuevas canciones, Madrid, Mundo Latino, 1924.
(GLOSANDO A RONSARD Y OTRAS RIMAS)
[I]
AZORÍN
La roja tierra del trigal de fuego,
y del habar florido la fragancia,
y el lindo cáliz de azafrán manchego
amó, sin mengua de la lis de Francia.
¿Cúya es la doble faz, candor y hastío,
y la trémula voz y el gesto llano,
y esa noble apariencia de hombre frío
que corrige la fiebre de la mano?
No le pongáis, al fondo, la espesura
de aborrascado monte o selva huraña,
sino, en la luz de una mañana pura,
lueñe espuma de piedra, la montaña,
y el diminuto pueblo en la llanura,
¡la aguda torre en el azul de España!
[II]
AL ESCULTOR EMILIANO
BARRAL
... Y tu cincel me esculpía
en una piedra rosada,
que lleva una aurora fría
eternamente encantada.
Y la agria melancolía
de una soñada grandeza,
que es lo español (fantasía
con que adobar la pereza),
fue surgiendo de esa roca,
que es mi espejo,
línea a línea, plano a plano,
y mi boca de sed poca,
y, so el arco de mi cejo,
dos ojos de un ver lejano,
que yo quisiera tener
como están en tu escultura:
cavados en piedra dura,
en piedra, para no ver.
[III]
LOS SUEÑOS DIALOGADOS
I
¡Cómo en el alto llano tu figura
se me aparece!... Mi palabra evoca
el prado verde y la árida llanura,
la zarza en flor, la cenicienta roca.
Y al recuerdo obediente, negra encina
brota en el cerro, baja el chopo al río;
el pastor va subiendo a la colina;
brilla un balcón de la ciudad: el mío,
el nuestro. ¿Ves? Hacia Aragón, lejana,
la sierra de Moncayo, blanca y rosa...
Mira el incendio de esa nube grana,
y aquella estrella en el azul, esposa.
Tras el Duero, la loma de Santana
se amorata en la tarde silenciosa.
II
¿Por qué, decísme, hacia los altos llanos,
huye mi corazón de esta ribera,
y en tierra labradora y marinera
suspiro por los yermos castellanos?
Nadie elige su amor. Llevóme un día
mi destino a los grises calvijares
donde ahuyenta al caer la nieve fría
las sombras de los muertos encinares.
De aquel trozo de España, alto y roquero,
hoy traigo a ti, Guadalquivir florido,
una mata del áspero romero.
Mi corazón está donde ha nacido,
no a la vida, al amor, cerca del Duero...
¡El muro blanco y el ciprés erguido!
III
Las ascuas de un crepúsculo, señora,
rota la parda nube de tormenta,
han pintado en la roca cenicienta
de lueñe cerro un resplandor de aurora.
Una aurora cuajada en roca fría
CANCIONES A GUIOMAR
I
No sabía
si era un limón amarillo
lo que tu mano tenía,
o el hilo de un claro día,
Guiomar, en dorado ovillo.
Tu boca me sonreía.
Yo pregunté: ¿Qué me ofreces?
¿Tiempo en fruto, que tu mano
eligió entre madureces
de tu huerta?
¿Tiempo vano
de una bella tarde yerta?
¿Dorada ausencia encantada?
¿Copia en el agua dormida?
¿De monte en monte encendida,
la alborada
verdadera?
¿Rompe en sus turbios espejos
amor la devanadera
de sus crepúsculos viejos?
II
En un jardín te he soñado,
alto, Guiomar, sobre el río,
jardín de un tiempo cerrado
con verjas de hierro frío.
Un ave insólita canta
en el almez, dulcemente,
junto al agua viva y santa,
toda sed y toda fuente.
En ese jardín, Guiomar,
el mutuo jardín que inventan
dos corazones al par,
se funden y complementan
nuestras horas. Los racimos
de un sueño —juntos estamos—
en limpia copa exprimimos,
y el doble cuento olvidamos.
[...]
Por ti la mar ensaya olas y espumas,
y el iris, sobre el monte, otros colores,
y el faisán de la aurora canto y plumas,
y el búho de Minerva ojos mayores.
Por ti, ¡oh, Guiomar!...
[II]: Revista de Occidente, n.º LXXV, septiembre 1929.
Poesías completas, Madrid, Espasa-Calpe, 1933.
III
Las ascuas de un crepúsculo, señora,
rota la parda nube de tormenta,
han pintado en la roca cenicienta
de lueñe cerro un resplandor de aurora.
Una aurora cuajada en roca fría
que es asombro y pavor del caminante
más que fiero león en claro día,
o en garganta de monte osa gigante.
Con el incendio de un amor, prendido
al turbio sueño de esperanza y miedo,
yo voy hacia la mar, hacia el olvido
—y no como a la noche ese roquedo,
al girar del planeta ensombrecido—.
No me llaméis, porque tornar no puedo.
IV
¡Oh soledad, mi sola compañía,
oh musa del portento, que el vocablo
diste a mi voz que nunca te pedía!,
responde a mi pregunta: ¿con quién hablo?
Ausente de ruidosa mascarada,
divierto mi tristeza sin amigo,
contigo, dueña de la faz velada,
siempre velada al dialogar conmigo.
Hoy pienso: este que soy será quien sea;
no es ya mi grave enigma este semblante
que en el íntimo espejo se recrea,
sino el misterio de tu voz amante.
Descúbreme tu rostro, que yo vea
fijos en mí tus ojos de diamante.
[I] y [III]: Nuevas canciones, Madrid, Mundo Latino, 1924.
[II]: Los Lunes de El Imparcial, 22 de mayo de 1922. Diario de Las Palmas, 15
de junio de 1922. Nuevas canciones, Madrid, Mundo Latino, 1924.
El crimen fue en Granada
A Federico García Lorca
I
EL CRIMEN
Se le vio, caminando entre fusiles
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle a la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—.
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!...
II
EL POETA Y LA MUERTE
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque, yunque y yunque de las fraguas—.
Hablaba Federico,
requebrando a la Muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el eco de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»
III
Se les vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
Ayuda. Semanario de la solidaridad, n.º 22, 17 de octubre de 1936, p.
3. Luego en Antonio Machado, La guerra (1936-1937), Madrid,
Espasa-Calpe, 1937, pp. 25-29.
La muerte del niño herido
Otra vez en la noche... Es el martillo
de la fiebre en las sienes bien vendadas
del niño. —Madre, ¡el pájaro amarillo!
¡Las mariposas negras y moradas!
—Duerme, hijo mío. —Y la manita oprime
la madre, junto al lecho. —¡Oh, flor de fuego!
¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime?
Hay en la pobre alcoba olor de espliego;
fuera, la oronda luna que blanquea
cúpula y torre a la ciudad sombría.
Invisible avión moscardonea.
—¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?
El cristal del balcón repiquetea.
—¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!
Hora de España (Barcelona), n.º XVIII, junio
1938, p. 7.
De mar a mar entre los dos la guerra,
más honda que la mar. En mi parterre,
miro a la mar que el horizonte cierra.
Tú asomada, Guiomar, a un finisterre,
miras hacia otra mar, la mar de España
que Camoens cantara, tenebrosa.
Acaso a ti mi ausencia te acompaña.
A mí me duele tu recuerdo, diosa.
La guerra dio al amor el tajo fuerte.
Y es la total angustia de la muerte,
con la sombra infecunda de la llama
y la soñada miel de amor tardío,
y la flor imposible de la rama
que ha sentido del hacha el corte frío.
Hora de España (Barcelona), n.º XVIII, junio
1938, p. 8.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Poemas extraídos
de .http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/p280/01472741070147584199079/index.htm
y de http://www.juntadeandalucia.es/educacion/educacion/jrj/com/jsp/contenido.jsp?
pag=/jrj/contenidos/Portada/Banners/poemas&seccion=portada
Remembranzas
Recuerdo que cuando niño
me parecía mi pueblo
una blanca maravilla,
un mundo mágico, inmenso;
las casas eran palacios
y catedrales los templos;
y por las verdes campiñas
iba yo siempre contento,
inundado de ventura
al mirar el limpio cielo,
celeste como mi alma,
como mi alma sereno,
creyendo que el horizonte
era de la tierra el término.
No veía en su ignorancia
mi inocente pensamiento,
otro mundo más hermoso
A Manuel Reina.
que aquel mundo de mi pueblo;
¡qué blanco, qué blanco todo!,
¡todo qué grande, qué bello!
Recuerdo también que un día
en que regresé a mi pueblo
después de largos viajes,
me pareció un cementerio;
en su mezquina presencia
se agigantaba mi cuerpo;
las casas no eran palacios
ni catedrales los templos,
y en todas partes reinaban
la soledad y el silencio.
Extraña impresión sentía
buscando en mi pensamiento
la memoria melancólica
de aquellos felices tiempos
en que no soñaba un mundo
como el mundo de mi pueblo.
¡Cuántas veces, entre lágrimas
con mis blancos días sueño,
y reconstruyo en mi mente
la visión de aquellos tiempos!
¡Ay!, ¡quién de nuevo pudiera
encerrar el pensamiento
en su cárcel de ignorancia!,
¡quién pudiera ver de nuevo
el mundo más sonriente
en el mundo de mi pueblo!
- 2 -
A mis penas
Cuando lloraba yo tanto,
cuando yo tanto sufría,
mis penas, sólo mis penas,
fueron constantes amigas;
me quedé sin ilusiones, 5
me quedé sin alegrías,
volaron mis esperanzas,
y en el mar de mi desdicha,
pobre y solitario náufrago
sin auxilio me perdía; 10
llegó un momento supremo
en que aborrecí la vida.
Entonces brilló a lo lejos
una azul playa bendita,
la playa del sufrimiento, 15
de las nostalgias divinas;
pensé un instante en la lucha,
sol que alumbró muerto día,
y me abracé a mis dolores
y salvé mi inútil vida. 20
¡Penas mías, yo os bendigo!
¡Yo os bendigo, penas mías,
negras tablas salvadoras
del perfume de mi vida!
Nunca, nunca me olvidéis 25
en el mar de mi desdicha,
entristeced mis amores,
entristeced mis delicias,
que yo gozo con las penas
más que con las alegrías, 30
que jamás puedo olvidarme
de aquella playa bendita,
en donde me embriagasteis
de las nostalgias divinas.
Todo el oro de mis sueños, 35
todo el amor de mi lira,
todas las flores que entreabran
sus cálices en mis días,
todo el fuego de mis ojos,
todo el placer de mis risas, 40
es sólo para vosotras,
adoradas penas mías,
adoradas salvadoras
del perfume de mi vida.
Almas de violeta (1900)
Mi alma es hermana del cielo
gris y de las hojas secas;
sol enfermo del otoño,
mátame con tu tristeza!
Los árboles del jardín
están cargados de niebla:
mi corazón busca en ellos
esa novia que no encuentra;
y en el sueño frío y húmedo
me esperan las hojas secas:
si mi alma fuera una hoja
y se perdiera entre ellas!
El sol ha mandado un rayo
de oro viejo a la arboleda,
un rayo flotante, dulce
luz para las cosas muertas.
¡Qué ternura tiene el pobre
sol para las hojas secas!
Una tristeza infinita
vaga por todas las sendas,
lenta, antigua sinfonía
de música y de esencias,
algo que dora el jardín
de ensueño de primavera.
Y esa luz de ensueño y oro
que muere en las hojas secas,
alumbra en mi corazón
no sé qué vagas tristezas.
Arias tristes (1903)
Francina, en la primavera
tienes la boca más roja?
-La primavera me pone
siempre más roja la boca.
-Es que besas más, o es
que las rosas te arrebolan?
-Yo no sé si es mal de besos
o si es dolencia de rosas.
-Y, te gustan más los labios
o las rosas? -Qué te importa...?
la rosa me sabe a beso,
el beso a beso y a rosa.
Entonces le puse un beso
en la rosa de su boca...
La tarde de abril moría,
rosamente melancólica;
las fuentes iban al cielo
con su plata temblorosa...
Francina deshojó a besos
su boca sobre mi boca.
Jardines lejanos (1904)
Mujer, perfúmame el campo;
da a mi malestar tu aroma,
y que se pongan tus manos
entre el tedio de mis rosas.
Olor a carne y romero,
traje blanco y verdes hojas,
ojos negros entre todo
lo que azula y lo que dora!
Y tu risa de amor, y
tus concesiones de novia,
y el bien que siempre me has hecho
con el clavel de tu boca!
Ay, corazón, que mal lates!
oh, mujer, cómo me llora
el alma entre tu fragancia,
cazadora blanca y rosa!
Pero mátame de carne,
que me asesine tu boca,
dardo que huela a tu sangre,
lengua, espada dulce y roja!
Mujer, perfúmame el campo;
da a mi malestar tu aroma,
y que se pongan tus manos
entre el tedio de mis rosas.
Pastorales (1905)
A Antonio Machado
¡Amistad verdadera, claro espejo
en donde la ilusión se mira!
... Parecen esas nubes
más bellas, más tranquilas...
Antonio, siento en esta tarde ardiente
tu corazón entre la brisa...
La tarde huele a gloria;
Apolo inflama fraternales liras
en un ocaso musical de oro
como de mariposas encendidas...
liras sabias y puras,
de cuerdas de ascuas líquidas,
que guirnaldas de rosas inmortales
decorarán, un día.
Sí. ¡Amistad verdadera,
eres la fuente de la vida!
... la fuente que a los prados de la muerte
les lleva floras pensativas
en la serena soledad undosa
de sus corrientes amarillas...
Antonio, ¿sientes esta tarde ardiente
mi corazón entre la brisa?
Laberinto (1913)
Dedicatoria a la melancolía
Tú que en el parque mustio, frente a los soles rojos
que empurpuran de luz tu altivo desconsuelo,
hastiada y delirante, pierdes tus grandes ojos
tras las bandadas que se alejan por el cielo...
O que, pálida y dulce, con un libro en la mano,
caminas lentamente por la seca avenida,
y buscas en la rosa postrera del verano
el sentido profundo y eterno de la vida...
Divina mujer triste! Al lado de la fuente,
soñando con tus brazos, mi corazón te espera...
no seas la ilusión que vuela de la frente,
sino la realidad constante y verdadera!
- 35 -
Brumoso, en elegante languidez, se copiaba
...Au coucher du soleil, si ton âme attendrie
tombe en une muette et molle rêverie...
André Chénier.
el cielo violeta en la roja caoba;
dentro, lo gris tenía carne y seda encendidas;
en la tarde venían fragancias de mimosas...
Un afán imposible de lujos sensuales
llevaba, entre visiones, al alma melancólica,
... afán de llegar pronto... o de no llegar nunca...
a no sé dónde... para qué!... a no sé qué hora...
La felicidad iba -mas sin decirme nadaal
lado mío... Era de no sé quién... La sombra
del crepúsculo suave le florecía el sueño,
y me miraba, largamente, entre sus rosas...
Melancolía (1912)
ARIAS TRISTES (1903)
Para dar un alivio a estas penas
que me parten la frente y el alma
me he quedado mirando a la luna
a través de las finas acacias.
En la luna hay un algo que sufre
entre un nimbo divino de plata,
hay un algo que besa los ojos
y que seca llorando las lágrimas.
Yo no sé que tiene la luna
que acaricia, que duerme y que calma
y que mira en silencio a los tristes
con inmensas piedades de santa.
Y esta noche que sufro y que pienso
libertar de esta carne a mi alma,
me he quedado mirando a la luna
a través de las finas acacias.
BALADAS DE PRIMAVERA (1910)
BALADA DE LA MAÑANA DE LA CRUZ
Dios está azul. La flauta y el tambor
anuncian ya la cruz de primavera.
¡Vivan las rosas, las rosas del amor
entre el verdor con sol de la pradera!
Vámonos, vámonos al campo por romero,
Vámonos, vámonos,
por romero y por amor...
Si yo le digo: ¿no quieres que te quiera?,
responderá radiante de pasión:
¡cuando florezca la cruz de primavera
yo te querré con todo el corazón!
Vámonos, vámonos al campo por romero,
Vámonos, vámonos
por romero y por amor...
Florecerá la cruz de primavera,
y le diré: ya floreció la cruz.
Responderá:...¿tú quieres que te quiera?,
¡y la mañana se llenará de luz!
Vámonos, vámonos al campo por romero,
Vámonos, vámonos
por romero y por amor...
Flauta y tambor sollozarán de amores,
la mariposa vendrá con ilusión...
¡Ella será la virgen de las flores
y me querrá con todo el corazón!
DIARIO DE UN POETA RECIÉN CASADO (1917)
MADRE
Te digo al llegar, madre,
que tú eres como el mar; que aunque las olas
de tus años se cambien y te muden,
siempre es igual tu sitio
al paso de tu alma.
No es preciso medida
ni cálculo ni conocimiento
de ese cielo de tu alma;
el color, hora eterna,
la luz de tu poniente,
te señalan ¡oh madre! Entre las olas,
conocida y eterna en su mudanza.
ETERNIDADES (1918)
Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
El que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
POESÍA (1923)
AMOR
Todas las rosas son la misma rosa,
¡amor!, la única rosa;
y todo queda contenido en ella,
breve imagen del mundo,
¡amor! la única rosa.
BALADAS DE PRIMAVERA (1910)
ABRIL
El chamariz en el chopo.
-¿ Y qué más?
-El chopo en el cielo azul.
-Y qué más?
-El cielo azul en el agua.
-¿Y qué más?
-El agua en la hojita nueva.
-¿Y qué más?
-La rosa en el corazón.
-¿Y qué más?.
-¡Mi corazón en el tuyo!
SONETOS ESPIRITUALES (1917)
NADA
A tu abandono opongo la elevada
torre de mi divino pensamiento;
subido a ella, el corazón sangriento
verá la mar, por él empurpurada.
Fabricaré en mi sombra la alborada,
mi lira guardaré del vano viento,
buscaré en mis entrañas mi sustento...
Mas, ¡ay!, ¿y si esta paz no fuera nada?
¡Nada, sí, nada, nada!...-O que cayera
mi corazón al agua, y de este modo
fuese el mundo un castillo hueco y frío...-
Que tú eres tú, la humana primavera,
La tierra, el aire, el agua, el fuego, ¡todo!,
...¡y soy yo sólo el pensamiento mío!
DIARIO DE UN POETA RECIÉN CASADO (1917)
CIELO
Te tenía olvidado,
cielo, y no eras
más que un vago existir de luz,
visto -sin nombrepor
mis cansados ojos indolentes.
Y aparecías, entre las palabras
perezosas y desesperanzadas del viajero,
como en breves lagunas repetidas
de un paisaje de agua visto en sueños...
Hoy te he mirado lentamente,
y te has ido elevando hasta tu nombre.
BELLEZA (1923)
CANCIÓN
Arriba canta el pájaro,
y abajo canta el agua.
-Arriba y abajo,
se me abre el alma -.
Mece a la estrella el pájaro,
A la flor mece el agua.
-Arriba y abajo,
me tiembla el alma-.
LA ESTACIÓN TOTAL (1946)
EL OTOÑADO
Estoy completo de naturaleza
en plana tarde de áurea madurez,
alto viento en lo verde traspasado.
Rico fruto recóndito, contengo
lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire), el infinito.
Chorreo luz; doro el lugar oscuro,
transmino olor; la sombra huele a dios,
emano son; lo amplio es honda música,
filtro sabor; la mole bebe mi alma,
deleito tacto de soledad.
Soy tesoro supremo, desasido,
con densa redondez de limpio iris,
del seno de la acción. Y yo soy todo.
Lo todo que es colmo de la nada,
El todo que se basta y que es servido
de lo que todavía es ambición.